Poe sobre Poe


El estilo del señor Poe es claro y contundente. A menudo hay una minuciosidad en el detalle, pero al examinarlos siempre se verá que dicha minuciosidad era necesaria para el desarrollo de la trama, el efecto o los incidentes. Su estilo puede ser calificado, de modo estricto, como forma. Y esa formalidad es uno de sus mayores encantos. Un escritor debe creer plenamente en sus afirmaciones, o debe simular esa creencia perfectamente, para producir un interés absorbente en la mente de su lector. Ese poder de simulación solo puede poseerlo un hombre de gran genio. Es el resultado de una combinación peculiar de las facultades mentales. Produce seriedad, minuciosidad sin profusión de detalles innecesarios y fidelidad en la descripción. El señor Poe la posee en su forma más perfecta.

El objetivo más evidente y prominente del señor Poe es el de la originalidad, ya sea la de la idea o de la combinación de las mismas. Pareciera pensar que es un crimen escribir a menos que tenga algo novedoso sobre lo que escribir, o alguna forma novedosa de escribir sobre algo viejo. Rechaza toda palabra que no sirva en su propósito de lograr un determinado efecto. La mayoría de los escritores obtienen primero sus temas y escriben para desarrollarlos. La primera búsqueda del señor Poe es la de un efecto novedoso, y luego es cuando escoge el tema; es decir, una nueva disposición de las cincunstancias, o una nueva aplicación del tono, mediante la cual se desarrolle el efecto. Y, evidentemente, considera material legítimo todo aquello que contribuya a fomentar dicho efecto. Así es como ha producido obras del carácter más notable, y ha elevado el mero "cuento", en este país, por encima de la más extensa "novela", convencionalmente denominada de este modo.


EDGAR ALLAN POE, fragmento de la reseña publicada en Aristidean, octubre de 1845, recogido en Edgar Allan Poe: Ensayos completos III, Páginas de Espuma, Madrid, 2023, traducción de Antonio Jiménez Morato, págs. 286 y 287.

NOTA DE LA ADMINISTRACIÓN: La mayoría de la crítica considera esta reseña del propio Poe, porque contiene detalles que solo él conocía; aunque hay quien la considera de Thomas Dunn English, editor del Aristidean, pero bajo supervisión del propio Poe.