Las preocupaciones de Ferrante —expuestas con gran claridad en sus libros cortos “Los días del abandono” y “La hija perdida”, y perceptibles de forma diferente en las novelas napolitanas— se centran en el radicalismo inherente a la identidad femenina moderna; las luchas de la artista o intelectual con su destino biológico y social como mujer; y, quizás lo más impactante, en la maternidad tal como la vive esa mujer en toda su nueva, esforzada y dividida novedad. “Los días del abandono”, la mejor obra corta de Ferrante, describe el despertar de su narradora a un frenesí emocional al estilo de Medea cuando su marido la abandona fríamente por una mujer joven y hermosa. Sola en su apartamento al cuidado de sus dos hijos pequeños, experimenta un desmantelamiento completo de su identidad femenina tradicional y pasiva y se reconstruye como un ser furioso, activo y autónomo. Lo que se sacrifica es su relación con sus hijos o eso teme ella. En sus novelas la narradora percibe ese sacrificio de forma ambivalente, a veces experimentándolo como una pérdida y a veces vislumbrando opciones para una identidad maternal nueva y más compleja. El poder y el prestigio de la madre convencional es algo de lo que las narradoras de Ferrante —como hijas— han luchado por liberarse: Lo que Ferrante describe con tanta brillantez es la doble pérdida que esto conlleva para la mujer moderna, que se siente inmadura y sin la capacidad de ser madre a la vez.
RACHEL CUSK, reseña de La historia de la niña perdida, de Elena Ferrante, The New York Times, 26 de agosto de 2015, traducción de Google Translate + Mary Crónica.