Chirbes sobre Delibes


Me releo una decena de libros de Delibes para escribir dos mediocres folios (al final salen tres) que me encargan para El Cultural del periódico El Mundo. Cuando consigo entregarlos, respiro hondo. La experiencia con Delibes ha sido estimulante: qué bien sabe utilizar el lenguaje rural como archivo de saberes y como arma contra la oquedad uniformadora de lo moderno que se está imponiendo en la España de los sesenta. Las Ratas es del sesenta y dos, el libro sobre el que me ha tocado escribir en un número especial que conmemoraba las novelas que cumplen este año su medio siglo. Delibes les devuelve un lenguaje a los de abajo; como hace el Aldecoa de Gran Sol con los pescadores, Delibes les regala a los campesinos de Castilla la Vieja lo que ellos no saben que tienen. Y toda esa reconstrucción del habla que nombra los accidentes de la geografía, o los aperos, o los elementos de la meteorología con una precisión que hace tiempo que hemos perdido me parece monumental. Luego está la sensación de vida que brota de todas sus novelas, incluso de las más flojas (que son unas cuantas), cosa que apenas ocurre con tanta narrativa contemporánea (por no ir más lejos pongo en ese polo inerte Arrecife, la novela de Villoro que acabo de leerme: puro artificio).


RAFAEL CHIRBES, fragmento del 9 de abril de 2012 incluido en Diarios: A ratos perdidos, 6, Anagrama, Barcelona, 2023.