Montaigne sobre Ovidio


Mi primer gusto por los libros me vino del placer de las fábulas de la Metamorfosis de Ovidio. En efecto, cuando tenía unos siete u ocho años rehuía cualquier otro placer para leerlas, porque ésa era mi lengua materna, y era el libro más fácil que conocía y el más conforme a la flaqueza de mi edad a causa de la materia. Porque de los Lancelotes del Lago, de los Amadises, de los Huones de Burdeos y todo ese fárrago de libros con el que se entretienen los niños, ni siquiera conocía el nombre, ni conozco todavía el cuerpo, tan estricta era mi disciplina.


MICHEL DE MONTAIGNE, Los ensayos, Acantilado, Barcelona, 2007, traducción de Jordi Bayod Brau.