King, Sallis, Gifford y Guérif sobre Jim Thompson


«Para mí, Big Jim era grande y sigue siéndolo», escribe Stephen King en el prólogo a Aquí y ahora, «porque no le asustaba la fauna que frecuenta los antros ni la mierda que a veces vomitan las cloacas y que los informes sociales suelen disimular». James Sallis lo llama «el Dostoievski del pueblo», y Barry Gifford declara sin ambages: «Nadie ha escrito libros comparables a los suyos.»

Gifford, poeta, novelista y editor, contribuyó en gran medida al resurgimiento de la obra de Thompson, que, paradójicamente, empezó en París en la década de 1980, cuando, tras dar por casualidad con un remanente de sus libros, decidió editarlos de nuevo en su colección Black Lizard. En Francia, fue François Guérif quien le regaló una vida póstuma a nuestro autor, en su opinión «el mayor escritor que haya existido jamás».

«El marco de sus novelas nunca es extraordinario», sigue diciendo Stephen King, «los personajes rara vez tienen una estatura imponente […], los crímenes en sí nunca son excepcionales […] y los criminales, como los de James M. Cain o Shane Stevens, suelen estar metidos en asuntos miserables de pasta y sexo. Pero los libros de Tompson son grandes, de una audacia y una ambición que te dejan sin aliento».


PIERRE LEMAITRE, Diccionario apasionado de la novela negra, Salamandra, Barcelona, 2022, traducción de José Antonio Soriano Marco, págs. 447 y 448.