Me dispongo ahora a examinar El Paraíso Perdido; un poema que, considerado en lo que respecta a su plan, puede reclamar para sí el primer puesto, y en lo que respecta a su realización, el segundo [es de suponer que después de La Ilíada], entre todos los productos de la mente humana.
SAMUEL JOHNSON, Vidas de los poetas ingleses, Cátedra, Madrid, 1988, traducción de Bernd Dietz, pág. 197.