Umbral sobre Hugo


EDUARDO MARTÍNEZ RICO: Victor Hugo, que fue en su época una especie de príncipe de los poetas.
FRANCISCO UMBRAL: Sí, es que era muy bueno, y tenía mucho poder, un poder inmenso. De Víctor Hugo nace Rubén Darío. Tenía una potencia creadora enorme, era un gigante. Te voy a contar una anécdota que no sé si te la he contado. Le hicieron un homenaje ya en su vejez, en París, de tipo casi mundial. A él acudieron embajadores de todos los países. Le decían el nombre de cada país y él aludía a una gloria nacional, como Cervantes y Shakespeare para España e Inglaterra. Y él se sabía afortunadamente las glorias nacionales de todos los países que le decían. Pero llegó a Mauritania, o una cosa de ésas, y entra un señor bajito, raro, con fez o con algo parecido: «Mauritania». Y él se queda pensando, y dice: «Mauritania, ¡l’humanité, l’humanité!». Y lo salvó. No tenía ni puta idea de quién había por ahí. Es un gran poeta, un gran novelista. Los miserables es una maravilla de novela, muy superior a Balzac, porque él como poeta tenía un lenguaje que Balzac no tenía. Es una novela deslumbrante. Hace poco la convirtieron en un musical los franceses; un banco la trajo a Madrid y yo estuve en el estreno. La novela la leí en un libro grande que me dejaron, en una edición de principios de siglo, que daba gusto leerlo, con la letra muy grande, porque era como leer en uno de esos libros de los curas, de misa…

EDUARDO MARTÍNEZ RICO: ¿De canto gregoriano?
FRANCISCO UMBRAL: Sí. Joder, qué escritorazo. Era muy poderoso Víctor Hugo. Luego cayó en defectos, escribió demasiado… pero bueno, como cualquiera. Y de él nacen muchas cosas, por ejemplo Rubén Darío. Hay ritmos de Victor Hugo que te los encuentras luego en Rubén.


FRANCISCO UMBRAL, entrevistado por Eduardo Martínez Rico para Umbral: vida, obra y pecados. Conversaciones, Ediciones Foca, Madrid, 2001