Mis modelos fueron dos; uno fue lógico, es muy extraño: el principal, fue el modelo de Dante, lo que es una cosa enorme, por el sentido de la estructura. La Divina Comedia es un poema con un equilibrio estructural impresionante, eso me hacía mucho sentido: el hecho de que los tres poemas terminaran por la palabra estrella. La construcción de La Divina Comedia fue la que a mí me enloqueció como estructura, como diseño, como armazón. Me interesaba la idea que yo venía arrastrando de la ingeniería de obras que fueran grandes proyectos, que no eran colección de poemas, no eran libros de colección de poemas, no eran poemarios. No eran poemas aislados. Eran una estructura, una obra, un conjunto. Y el otro, curiosamente, por admiración, y ha sido de toda la vida, fue James Joyce, tanto el Ulises como lo que he podido leer a trozos de Finnegans Wake. También me maravillaron la construcción, la estructura, o sea el hecho de que un tipo haya formado la Odisea en la vida de un simple ser humano, en un día, es una cosa tan crucial, que a mí me conmovió tanto, sobre todo el monólogo final del Ulises. Después la estructura del Finnegans Wake; como digo son libros prácticamente imposibles de leer, pero a mí me emocionan. Es como en un gran plano, una gran panorámica, era eso.
RAÚL ZURITA: "Todo poema, toda poesía, son pequeñas islas en el océano infinito del silencio", entrevista de Benoît Santini, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003. Toda la entrevista AQUÍ.