Gorki sobre Chéjov

He visto recientemente en escena Tío Vania: estaba maravillosamente representada (yo no soy un entendido y, cuando una obra me gusta, siempre está divinamente representada). Con todo, este Tío Vania tiene por sí mismo la virtud de obligar incluso a los malos actores a interpretar bien. Es un hecho. Pues hay obras que la interpretación no consigue estropear y hay otras que una buena actuación echa a perder cada vez. He visto recientemente El poder de las tinieblas[Tolstoi] en el Pequeño Teatro. Hasta ese  momento, me reía al escucharla e incluso disfrutaba algo en ello; pero ahora me parece odiosa, caricaturesca, nunca más iré a verla. Se lo debo a los buenos artistas cuya actuación subrayaba despiadadamente todo cuanto la obra tiene de vulgar, de absurdo. Lo mismo le ocurre con la música: la elegía de Ernst puede ser interpretada incluso por un mal violinista, pero un fragmento mediocre, interpretado por un virtuoso, llegará a ser francamente horrible. He leído su “Dama”. ¿Sabe lo que hace usted? Usted mata al realismo. Pronto estará muerto, y por mucho tiempo. Esa fórmula ha dado cuanto tenía que dar de sí, es un hecho. Por esa senda nadie puede ir más lejos que usted, nadie puede escribir con tanta simplicidad sobre cosas simples. Después del más insignificante de sus cuentos, todo parece vulgar, escrito no con una pluma, sino con un tronco. Y sobre todo, ya nada parece simple, es decir, verdadero. Créame. (Hay en Moscú un estudiante, Gueorgui Chulkov, que le imita con mucho éxito y, doy fe, no está quizá privado de talento). Pues sí, le está usted ajustando las cuentas al realismo. Me siento muy feliz. Así sea, ¡lo hemos visto suficiente!


MAXIM GORKI, carta a Chéjov enviada desde Nijni-Novgorod a principios de enero de 1900, recogida en Chéjov / Gorki, Correspondencia, Funambulista, Madrid, 2011, traducción de Rubén Pujante Corbalán, pág. 99.