Si a pesar de todo vivo se lo debo a Goethe, como solo a un dios puede debérsele algo. No es una de sus obras, es el clima sentimental y el cuidado y la minuciosidad de una existencia llena lo que de repente me subyugó. Da igual por dónde lo abra, puedo leer aquí unos poemas, allí unas cartas o algunas páginas de un relato; a las pocas frases se apodera de mí y me llena de una esperanza que ninguna religión puede darme. […] Desde que leo a Goethe, todas mis empresas me parecen legítimas y naturales; no es que sean sus empresas, son otras, y es muy dudoso que puedan conducir a algún resultado concreto. Pero él me autoriza: ¡haz lo que tengas que hacer –dice–, aunque no sea nada arrebatado y ardiente, respira, observa, medita!
ELIAS CANETTI, recogido por Martin Bollacher en el prólogo a Historia de una vida. Obras completas II, Galaxia Gutenberg / Círculo de lectores, Barcelona, 2003, traducción de Adan Kovacsics