JUAN BENET: Faulkner.
PREGUNTA: ¿En qué sentido Faulkner es revolucionario?
JUAN BENET: Por ejemplo, un tema como el monólogo interior, que en Joyce no va más que a la consumación de la forma sin posible desarrollo, en Faulkner es puro pensamiento que se dirige a hacer una introspección mucho más profunda de lo que es el alma. Mientras que Joyce queda en tópicos, en chistes y en juegos de palabras. Y en Faulkner no, y posiblemente estaba tan influido por Freud, el psicoanálisis y las teorías conductistas como Joyce. Y para Faulkner Ulises era un libro de cabecera, como él mismo dijo. Realmente, Joyce puso una máquina-herramienta, pero no hizo un objeto.
PREGUNTA: Al menos puso el fuego en manos de los hombres.
JUAN BENET: Tampoco. Porque el instrumento es el medio. De suerte que lo que queda de Faulkner no son sus innovaciones técnicas, que fueron muchas, sino la profundidad con que escribía. La hondura, el dramatismo y la capacidad para escribir bien. La capacidad para hacer metáfora. No ha habido un hombre que desde Shakespeare haya escrito el inglés con esa riqueza metafórica de Faulkner. Todo eso en Joyce es superficial.
JUAN BENET, Cartografía personal, Cuatro Ediciones, Valladolid, 1997, pág. 132